Tercer Debate: Ninguna sorpresa, sin propuesta y sin espíritu.

Georgina Jorge Ramírez, MBE

Lo único que nos sorprendió del tercer debate de este de 19 de mayo fue lo revelado por Xóchitl Gálvez sobre el asunto de que Mario Delgado está siendo investigado por robo de combustible en los Estados Unidos. Para que un asunto que sólo acaparó unos cuantos segundos se robara el debate; creo que habla bastante del nivel de debate de nuestros candidatos.

Las candidatas y el candidato jugaron seguro; así, repitiendo absolutamente todo lo que han venido diciendo en los dos debates anteriores. Además, tuvimos falacias ah hominem entre las candidatas y un Máynez desangelado; donde al querer reflejar seriedad, reflejó aburrimiento.

Sheinbaum por su lado, habló de ser la única que ha tenido resultados; restregando de cierta forma medios triunfos pasados; que no son del todo tangibles para las personas que durante su sexenio vivimos en la Ciudad de México. La línea era clara: seguir con el Obradorismo; sin más ni menos; como sí su personalidad sólo se basara en ser “la elegida del Presidente”.

Sus puntos fuertes fueron: seguridad; donde se centró mucho más en la percepción de la violencia y el tema de migración; donde mencionó las relaciones de México con el resto de América Latina, cuestionando el “gringocentrismo” que hemos estado observando en los últimos sexenios.

Su punto débil fue: La pregunta que ella mismo formuló, sobre los escaños plurinominales; donde es inaceptable que la representante de la izquierda esté en contra de éstos. En general, las personas tienen una mala percepción de los pluris; sin embargo, para los politólogos que hemos estudiado en régimen político mexicano, nos parece un retroceso en el ejercicio de la democracia. Sin duda, su momento más priísta y contradictorio; donde históricamente, la izquierda ha buscado la representación de las minorías.

Gálvez estuvo soberbia… Literalmente. Mostró una superioridad moral casi insoportable. De nuevo, sin propuestas; haciendo descalificaciones peligrosas e ignorantes; con un discurso populista y maniqueo sobre una dicotomía entre el autoritarismo y la libertad. Esto, apela a los miedos de las personas más vulnerables. Eso es, por menos vergonzoso.

Sus puntos fuertes fueron: De nuevo apelar al discurso de que viene desde abajo, que le ayuda a empatizar con sus votantes. Así mismo, hablar de la erradicación de la pobreza extrema como parte de su propuesta en Derechos Sociales ha sido la más valiente de los tres candidatos.

Su punto débil fue: Cuestionar las creencias de Sheinbaum; descalificándola por el hecho de ser atea en un país laico. Esto es un tema muy sensible para muchos mexicanos, lo cual sí puede llegar a generar un discurso anti-laicisimo de la ultraderecha.

Por último, Máynez llegó con ganas de verse más serio, lo que lo hizo parecer más cansado que nada. Eso sí, mesurado y contenido, a lo seguro; sabiendo que no tiene nada que perder y mucho que ganar. Recalcar su compromiso con los que no votan (niños) ha sido un punto focal en su campaña.

Sus puntos fuertes fueron: Replantear las condiciones laborales de México, el salario mínimo y descanso. Asimismo, el admitir y reconocer los aciertos de los adversarios es un gesto de empatía, fair play y responsabilidad e inteligencia emocional.

Su punto débil fue: A pesar de que mencionó el contexto internacional y las relaciones geopolíticas actuales, faltó que profundizara en la amenaza a la soberanía de México que representa Trump.

La frase del debate se la llevó Gálvez, cuando, refiriéndose a Sheinbaum dijo: “en lugar de pedir el voto, deberías pedir perdón”. Sin duda, una frase bastante ingeniosa.

Ahora sí, en 15 días es el Día D. Esperemos lo mejor para México y que, la decisión colectiva que tomemos, sea la mejor para México.