Coaliciones: la verdad incómoda

Georgina Jorge Ramírez, MBE

Estamos a la vuelta de la esquina de la Jornada Electoral más grande de la historia (Porque cada elección que pasa es la más grande por el simple hecho de que cada vez más aumenta el padrón electoral; así que por favor, no caigan en esa falacia); es por eso que es importante que tengamos una conversación un poco incómoda: ¿Para qué nos sirven los Gobiernos de Coalición?

Vamos a retomar la pregunta de Xóchitl Gálvez en el debate del domingo pasado y comenzar por partes, como decía Jack el Destripador.

El Régimen Político

México es un país cuyo régimen político es presidencial; con una profunda cultura de disciplina partidista. Este hecho representa un gran obstáculo para que los Gobiernos de Coalición puedan tener una visión en conjunto. Por otro lado; el Partido Político al que pertenezca el Presidente tendrá una ventaja en la toma de decisiones y reglas del juego. Lo vivimos ya durante 70 años con el Partido Hegemínico que Institucionalizó la Revolución Mexicana.

Este tipo de alianzas funcionan de forma más orgánica en regímenes parlamentarios; donde la presencia de un Primer Ministro y la figura no institucionalizada del “gabinete en las sombras” hacen un sistema de pesos y contrapesos que van más allá de disciplinas partidistas; respondiendo a la ideología y contexto políticos.

¿Quién manda?

Esta es la pregunta más recurrente. En las coaliciones mandan las dirigencias; por lo menos en México es lo más normal. Entonces, la cuestión del equilibrio es algo con lo que se tiene que lidiar. Esto quiere decir que la guerra de egos (y vaya que los hay en la política) pronto hacen que los trapitos al sol afloren.

Las coaliciones electorales son muy diferentes a coaliciones de gobierno; para las primeras son un medio para llegar al poder; las segundas requieren madurez en cultura política que desgraciadamente nuestros tomadores de decisiones aún no tienen.